miércoles, septiembre 30, 2009
Los afeitadores de rostros
Iba yo por las calles estrechas del pueblo para hacer la compra cuando llegué a la panadería. Entré en la tienda para comprar ese pan que tanto me gusta, pero había mucha gente así que tenía que hacer tiempo. Vi a un lado que tenían una puerta entreabierta y me dirigí hacia ella; daba a una gran sala donde, al fondo, había tres personas, dos de ellas de pie y otra sentada en una silla. Fue aterrador ver la escena que allí tenía lugar. Uno de los hombres le estaba raspando la cara al hombre sentado, dejándolo sin rostro alguno. Los trozos de piel, nariz y ojos caían al suelo en forma de serrín. No pude evitar soltar un sonido de exclamación, asombro y horror, con la consecuencia de que se volvieron para ver quién había sido. Abrí los ojos como platos y empecé a correr escaleras arriba dentro del edificio. Conseguí llegar hasta un ascensor donde se escondía una chiquilla asustada. Empezamos a subir un piso tras otro hasta que empezamos a escuchar voces por los pisos superiores que gritaban "hay que encontrarla, no puede escapar". A la chiquilla le faltaba poco para entrar en histeria, intenté tranquilizarla. Alcé la vista y vi que el ascensor tenía una trampilla superior, ¡era nuestra salida! Abrimos como pudimos la pequeña abertura y me impulsé con gran esfuerzo para superarla. Luego ayudé a la chiquilla a subir. Justo en el momento que cerré la trampilla, el ascensor se detenía y dos hombres armados entraban pulsando el botón de bajada. Durante esos instantes estábamos muy asustadas intentando no hacer ruido alguno. A medida que el ascensor descendía nos dimos cuenta de que detrás nuestra había una rejilla de madera que dejaba ver la gran sala donde minutos atrás había visto a los tres hombres. Ahora solamente yacía un cuerpo sin vida, todavía sobre la silla. En el momento en que el ascensor se detuvo decidimos arriesgarnos. Conseguimos abrir la rejilla de madera y escapar por esa sala. Al otro lado había una puerta que nos llevaría hacia la libertad, al menos, por el momento.
Una vez fuera corrimos todo lo que pudimos y nos alejamos de aquel edificio diabólico. Nos acercamos a mi barrio, una calle irregular de forma, con casas distribuidas aleatoriamente. Era casi como un laberinto. Descansamos en mi casa e intentamos reponernos del susto. La chiquilla me contó que aquellos hombres pertenecían a una mafia que se dedicaba a perseguir a los más miserables del pueblo y borrarles el rostro con una navaja de afeitar. Lo que hacían con los restos os lo podéis imaginar. La chiquilla fue incapaz de decirlo, en ese momento rompió a llorar. Unos amigos estaban en casa, así que la dejé allí con ellos para que se calmara un poco. Yo necesitaba salir fuera y pensar en todo lo que había visto y vivido hoy. ¿Cómo era posible que algo así sucediese en estos tiempos? ¿Lo que vi fue real? Me costaba asimilar esas imágenes tan macabras. Mi tranquilidad en la calle se vio perturbada por unos gritos que decían "allí está una de ellas, ¡vamos, rápido!". Todos dentro de casa escucharon los gritos y salieron para ayudarme. Uno de los mafiosos se acercaba con una navaja de afeitar en la mano, posiblemente la misma con la que le vi dejar sin rostro a aquel hombre. La tensión en el ambiente se hacía notar, había tanta gente en la calle que nos movíamos todos en círculo sin saber muy bien qué hacer, ni quién iba a hacer el primer movimiento.
- Vén, te afeitaré el rostro - me dijo el mafioso apuntándome con la navaja.
En ese instante de angustia y desesperación no se me ocurre otra cosa que escupirle a la cara. Ese gesto pareció asustar y enfurecer al mafioso, como si el rostro fuese su punto débil. Él reaccionó de la misma forma e intentó escupirme. Aquello se convirtió en un agárrame que le escupo bastante patético por ambas partes.
Me gustaría contaros el final de esta historia pero como todo buen sueño carece de él. Simplemente el sueño evolucionó a otro que nada tiene que ver con éste. Con suerte me desperté con un agradable recuerdo de haber estado en la playa, al menos en sueños. Sí, lo sé, nos quedamos todos a medias. Pero no veo cómo podría terminar esta historia, quizás por eso no soñé con un final concluyente. ¿Volveré a soñar con los afeitadores de rostros?
Una vez fuera corrimos todo lo que pudimos y nos alejamos de aquel edificio diabólico. Nos acercamos a mi barrio, una calle irregular de forma, con casas distribuidas aleatoriamente. Era casi como un laberinto. Descansamos en mi casa e intentamos reponernos del susto. La chiquilla me contó que aquellos hombres pertenecían a una mafia que se dedicaba a perseguir a los más miserables del pueblo y borrarles el rostro con una navaja de afeitar. Lo que hacían con los restos os lo podéis imaginar. La chiquilla fue incapaz de decirlo, en ese momento rompió a llorar. Unos amigos estaban en casa, así que la dejé allí con ellos para que se calmara un poco. Yo necesitaba salir fuera y pensar en todo lo que había visto y vivido hoy. ¿Cómo era posible que algo así sucediese en estos tiempos? ¿Lo que vi fue real? Me costaba asimilar esas imágenes tan macabras. Mi tranquilidad en la calle se vio perturbada por unos gritos que decían "allí está una de ellas, ¡vamos, rápido!". Todos dentro de casa escucharon los gritos y salieron para ayudarme. Uno de los mafiosos se acercaba con una navaja de afeitar en la mano, posiblemente la misma con la que le vi dejar sin rostro a aquel hombre. La tensión en el ambiente se hacía notar, había tanta gente en la calle que nos movíamos todos en círculo sin saber muy bien qué hacer, ni quién iba a hacer el primer movimiento.
- Vén, te afeitaré el rostro - me dijo el mafioso apuntándome con la navaja.
En ese instante de angustia y desesperación no se me ocurre otra cosa que escupirle a la cara. Ese gesto pareció asustar y enfurecer al mafioso, como si el rostro fuese su punto débil. Él reaccionó de la misma forma e intentó escupirme. Aquello se convirtió en un agárrame que le escupo bastante patético por ambas partes.
Me gustaría contaros el final de esta historia pero como todo buen sueño carece de él. Simplemente el sueño evolucionó a otro que nada tiene que ver con éste. Con suerte me desperté con un agradable recuerdo de haber estado en la playa, al menos en sueños. Sí, lo sé, nos quedamos todos a medias. Pero no veo cómo podría terminar esta historia, quizás por eso no soñé con un final concluyente. ¿Volveré a soñar con los afeitadores de rostros?
Etiquetas: los afeitadores de rostros, sueños
Comentarios:
he empezado a leerlo sin saber que era un sueño. yo pensando, ¡¡pero de que habla!! ¿estará contando un cuento?
¡me has tenido con la intriga durante todo el texto!
la verdad es que los sueños son muy raros, buena idea, la de escribirlos, a mi se me acaban olvidando los mios.
Si desde el principio dijese que es un sueño perdería toda la gracia. Cuando uno tiene un sueño no se da cuenta de que es un sueño hasta que se despierta ;)
Gracias por comentar :)
si, tienes razon, si desde el principio dijeses que es un sueño, no hubiera estado con la mosca mientras lo leia, y en esta ocasión se agradecía la mosca al lado, jeje.
respecto a que uno no se da cuenta que es un suño hasta que se despierta, estoy de acuerdo contigo.
Pero le comenté tu entrada a un amigo mio, y dice que el cuando sueña ya sabe que es un sueño. Me pareció extraño, pero tendré que creerle.
:D
encántanme este tipo de sonos! que afortunada es! eu teño moi poucos...
e asombroume que te acordases de tantas cousas!!! :)
que chulada! quizais algún día volvas soñar con isto e consigas ve-lo final... non te esquezas de contárnolo!!! ;)
he empezado a leerlo sin saber que era un sueño. yo pensando, ¡¡pero de que habla!! ¿estará contando un cuento?
¡me has tenido con la intriga durante todo el texto!
la verdad es que los sueños son muy raros, buena idea, la de escribirlos, a mi se me acaban olvidando los mios.
Si desde el principio dijese que es un sueño perdería toda la gracia. Cuando uno tiene un sueño no se da cuenta de que es un sueño hasta que se despierta ;)
Gracias por comentar :)
si, tienes razon, si desde el principio dijeses que es un sueño, no hubiera estado con la mosca mientras lo leia, y en esta ocasión se agradecía la mosca al lado, jeje.
respecto a que uno no se da cuenta que es un suño hasta que se despierta, estoy de acuerdo contigo.
Pero le comenté tu entrada a un amigo mio, y dice que el cuando sueña ya sabe que es un sueño. Me pareció extraño, pero tendré que creerle.
:D
encántanme este tipo de sonos! que afortunada es! eu teño moi poucos...
e asombroume que te acordases de tantas cousas!!! :)
que chulada! quizais algún día volvas soñar con isto e consigas ve-lo final... non te esquezas de contárnolo!!! ;)
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